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Miguel Farías en diálogo con Christian Baldini

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Christian Baldini: El 5 de Marzo tendré el placer de dirigir el estreno mundial del Concierto para Violín y Orquesta de Miguel Farías, que lleva el título “Kuyén” junto a la gran violinista Rachel Lee Priday. Miguel es un gran compositor chileno, y hemos sido colegas y amigos por unos 15 años, cuando nos conocimos en Francia en un festival donde ambos teníamos nuestras obras para orquesta interpretadas por la excelente Orchestre National de Lorraine. Inmediatamente su música me cautivó por su gran manejo de la paleta orquestal, su imaginación y su expresividad, y por su gran habilidad de escribir motivos que resultan muy memorables sin intentar serlo. Es un placer presentar este estreno mundial que fue nuestro encargo y que recibió el prestigioso apoyo de Ibermúsicas. Miguel, contanos, ¿cómo fue la génesis de esta pieza? Que podrías compartir con nosotros acerca de cómo comenzaste a escribirla, que plan tuviste originalmente y que cambió en el proceso (si eso pasó)? ¿Estás feliz con los resultados finales?

Miguel Farías: Primero que todo, muchas gracias querido Christian por tus palabras, y también me gustaría decirte que es un enorme placer poder colaborar con la UCDSO y contigo, sobre todo después de 15 años de amistad!

Componer Kuyén fue de alguna manera bastante intuitivo. Me gusta escribir narrativa, y durante el último año escribí un libro que contiene cuentos que hablan de la noche, desde distintas miradas. Una de estas es la que tiene que ver con lo mitológico. Quizás por eso es que tenía en la mente algunas sonoridades que se relacionaban no solo con la noche, si que con seres que la habitan. Es así que se me ocurrió aterrizar este discurso sonoro que rondaba mi cabeza, basándolo en lo narrativo del mito de Kuyén. La idea además de tener un solista y una orquesta, reforzaron el discurso basado en el diálogo, lo que terminó siendo esencial para darle forma a la pieza.

CB: ¿Cómo fueron tus comienzos con la música?

MF: En un comienzo, cuando tenía unos 10 años, aprendí a tocar piano de manera autodidacta. Luego me gustó mucho el rock y el jazz y estudié guitarra eléctrica. Me di cuenta rápidamente que más que tocar música de otros, me gustaba inventar música en la guitarra. Así que a los 14 años fui a averiguar como estudiar composición en el conservatorio, y a los 15 años ya estaba en mi primer año formal.

CB: ¿Quienes fueron algunas de las personalidades en tu vida que más te han influido de manera positiva para ser el compositor que sos hoy en día?

MF: Puede sonar cliché, pero en primer lugar mi familia. En general me interesa una música que no se cuestiona a sí misma, sino que dialogue con su entorno. En mi familia no hay músicos, así que han sido una influencia no solo desde lo emotivo, sino que también desde lo creativo y reflexivo. En el mundo del arte, en general me he influenciado mucho más por narrativas literarias que por compositores. El discurso y pensamiento de Raul Ruiz ha sido importante en mi manera de pensar lo discursivo y la forma musical. En la construcción, o intento de construcción, de mi propio discurso musical, creo que me han influenciado varios escritores, algunos ejemplos son los cubanos Guillermo Cabrera Infante y Pedro Juan Gutierrez, los chilenos Christian Geisse y Hernán Rivera Letelier, o el mexicano Juan Rulfo, entre varios otros. Sinceramente sin la literatura en mi vida, me costaría seguir creciendo artísticamente.

CB: Ser un joven compositor no es fácil. Las oportunidades de que una orquesta te encarguen o toquen tus obras no llegan siempre ni muy frecuentemente. ¿Qué consejos le darías a jóvenes compositores que están buscando oportunidades?

MF: Seguir adelante con mucho trabajo y confianza. Es difícil tener encargos u obras interpretadas por orquestas actualmente, pero mi experiencia me ha mostrado que si uno es capaz de presentar ideas y proyectos artísticamente interesantes, hay interés de parte de las instituciones.

Antes que todo, para presentar proyectos interesantes, creo que hay que trabajar mucho en desarrollar una escritura orquestal correcta y personal. Hay que entender las sonoridades de la orquesta así como la relación de esta con el tiempo musical. Luego, el ejercicio del oficio mismo entrega las herramientas para llevar ideas a partitura.

Por otro lado, los concursos y cursos de composición sirven mucho, no solo para tener visibilización, si no que para poder oír lo que se escribe por sobre todo. En los concursos lo más común es no ganar, pero seguir intentándolo, por un lado, sirve para desarrollar una escritura orquestal de alto nivel, la tolerancia a la frustración, y sobre todo un manejo de la escritura y la soltura en llevar ideas abstractas a partitura. Los concursos sirven como una especie de ejercitación de esto.  

CB: Sos también un compositor de ópera. En tu opinión, hay alguna (o muchas) diferencias entre escribir música de cámara, sinfónica, vocal, y música dramática para el escenario, como la ópera? 

MF: Muchísima para mí. El punto de partida discursivo en la música dramática y en la instrumental es muy diferente. En la primera partimos de recursos narrativos bastante tangibles y literarios. En el segundo, al menos en mi caso, uno parte desde una hoja en blanco, en que hay que construir los objetos sonoros con los que se representarán las ideas que tengamos en mente. Ambos mundos son apasionantes, y difíciles de dominar.

Por otro lado, en la música dramática para escenario, al momento de escribir hay que considerar muchos factores que influyen en cada nota que escribamos. Lo narrativo, lo visual, lo temporal; y otros factores más complejos que tienen que ver con lo contextual del texto que se trabaja. No digo que la música instrumental no contenga estas riquezas y dificultades, pero sí que, la ópera por ejemplo, comienza desde un espacio muy cargado por una tradición que tiene estos factores como punto de partida. En la ópera nuestra hoja en blanco del inicio viene bastante rayada.

CB: Para alguien que nunca ha escuchado tu música antes, que consejo les darías? ¿Qué es lo importante en tu música? Que deberían intentar oír en tus obras? (y en este Concierto para violín y orquesta, puntualmente?)

MF: Me cuesta responder algo así, ya que me gustaría decir que oigan lo que quieran y como quieran al escuchar mi música. Pero si pensamos específicamente en Kuyén, me gustaría que intentaran sentir los colores y los matices de luz con los que intenté impregnar las sonoridades, tanto del violín solista como de la orquesta. Kuyén para mi es un diálogo entre colores, luces, brillos y oscuridades, y me gustaría sugerir que en esta obra, partan por dejarse llevar por la intuición para oírla como una conversación, abstracta, entre estos elementos.

CB: Muchas gracias por haber escrito esta hermosa obra para la UC Davis Symphony Orchestra y Rachel Lee Priday. Estoy muy feliz de poder compartir tu música con nuestro público y nuestra comunidad.

MF: Gracias a ti querido Christian, a la UCDSO y a Rachel. Ha sido increíble el trabajo contigo y con Rachel. He aprendido muchísimo, y lo he disfrutado más aún. Rachel ha dado una voz impresionante a cada una de las notas que escribí. Estoy muy emocionado y agradecido. Y claro, espero que esta primera colaboración después de 15 años de amistad, no sea la última.

Miguel Farías – Foto por Max Sotomayor

Miguel Farías, compositor y Doctor en Estudios Latinoamericanos, chileno, nacido en  Venezuela en 1983.

Es ganador de varios premios internacionales y beneficiario de encargos y residencias en Chile y el extranjero. El 2011 y 2013 fue finalista en los programas “Composer Project” y “Roche Commissions” del Festival de Lucerne, con Pierre Boulez como jurado.

En junio de 2012, fue ganador del premio del círculo de críticos de arte 2012, en categoría ópera nacional y del Premio a las Artes Nacionales “Altazor” 2013, gracias a su ópera “Renca, París y Liendres”. En 2019 recibió el premio «Domingo Santa Cruz» de la Academia Chilena de Bellas Artes.

En 2018 estrenó su segunda ópera, «El Cristo de Elqui», encargo del Municipal de Santiago, Ópera Nacional de Chile. Y en 2021 estrenó su monodrama «La Compuerta nº12, con libreto propio sobre el cuento homónimo de Baldomero Lillo.

Es profesor asociado de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Sus obras son editadas y publicadas por Universal Edition.

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