Buenos Aires, Christian Baldini, Compositora

Maria Laura Antonelli en Diálogo con Christian Baldini

El próximo 5 de Agosto (de 2022) tendré el placer de dirigir la Orquesta Nacional de Música Argentina “Juan de Dios Filiberto” en el Auditorio Nacional del CCK, en un programa que presenta obras de Victor Lavallén y de María Laura Antonelli. “Criaturas del fuego” es una obra para violín y orquesta, y va a contar con Javier Weintreib como solista. Debajo hay una breve entrevista con la compositora.

Christian Baldini: María Laura, cómo comenzó la génesis de “Criaturas de fuego”? Cuál fue el disparador que te inspiró a escribir un concierto para violín y orquesta?

María Laura Antonelli: Esta obra “Criaturas del fuego” para violín y orquesta nació después del estreno de mi obra “Infernadero, seis piezas para Orquesta con piano y gritos olvidados”, en la que yo estuve como piano solista y con medios electroacústicos en vivo también. “Infernadero…” fue encargada y estrenada por la ONMA en 2019, a raiz de que yo lanzara mi disco de composiciones propias en piano “Argentígena, piano tango & electroacústica”(Acqua Records – 2018). Desde ahí me convocaron y empezó el trabajo con la Filiberto y “Criaturas” es un desafío porque es la primera vez que escribo un concierto solista para un instrumento que no es el piano. Sentí que la Orquesta estuvo muy feliz por el estreno de Infernadero y además recibí el premio de la Asociación de Críticos Musicales de la Argentina por mi labor compositiva de 2019, que atribuyo a Infernadero porque fue donde puse mi mayor energía ese año. Apenas se estrenó Infernadero, los programadores me propusieron componer una obra para violín solista y el orgánico de la ONMA. Empecé a escribirla en 2020 y luego se retrasó su estreno por la pandemia, estuve con otras obras, y hoy acá estamos. 

CB: Qué le dirías al público que son los aspectos más importantes de tu música? Cuáles son los elementos que les aconsejarías escuchar, como punto de partida?

MLA:  Me parece fundamental no subestimar jamás al público. Mi música está construida como un tejido de eventos sonoros que aparecen en la línea de tiempo, que a través de las intensidades y matices muestran la tímbrica, los colores y las texturas de ese tejido. Está atravesado por el tiempo de la escucha interna y la búsqueda de gestos de músicas que ya pasaron, algo así como si intentara reconstruir recuerdos de cosas que no ocurrieron. Los aspectos más importantes son la diversidad de los eventos sonoros que convergen en el espacio acústico, y para eso hay que diseñar ese espacio, que es el trabajo más difícil. Y creo que debe haber un factor de sorpresa en el ritmo en el que, aun habiendo propulsión, es decir, aunque podamos seguirlo con el cuerpo, sin haber sorpresa en esa propulsión, la música se apaga. Me gusta el desafío que tiene construir con un ancla en algo de la tradición, y también pienso que la capacidad de asombro está intacta y que hay que mantenerla viva cada vez que alguien escucha una música por primera vez. Lo que más deseo que me pase a mí al escuchar música es que la obra me permita desalienarme por un rato. Y eso mismo deseo para los otros que escuchan mi música.

CB: Cuáles han sido las influencias musicales más importantes en tu mundo compositivo?

MLA: Te los digo en cualquier orden, no cronológico ni en orden de importancia para mí, sinó así como me salen: Bach, Troilo, Piazzolla, Schaeffer, Schumann, Stravinsky, Bartok, Messiaen, Berio, Spinetta, Gobbi, De Caro, Gardel, Gismonti, Sting, y así sin nombrarte nada de jazz, el abanico es enorme igual, no sé…..todos mundos muy diferentes que desde el academicismo coexisten casi como una incongruencia dentro mío, pero es así como impactaron también en mí. Son músicas que conocí tanto al tocar el piano como escuchando en grabaciones o en vivo y que determinaron con mucha fuerza mi búsqueda de la creatividad musical y mi vocación.  

CB: Sos pianista, y me pregunto, cómo comenzó todo musicalmente para vos? ¿En que momento tuviste la necesidad de comenzar a componer?

MLA: Supongo que ambas cosas nacieron juntas. En principio empecé a tocar el piano porque quería aprender, pero ya tocaba de oído en un tecladito que había en mi casa desde muy chica, incluso antes de ir al colegio. En esa época ya inventaba melodías y formas en el tiempo, improvisaba un poco y luego la formación musical apuntó al piano en primer lugar y después a la composición especialmente en la adolescencia, cuando me peleaba con la partitura y quería poder tocar de oído lo que estudiaba leyendo y viceversa, y sentía que todo eso que inventaba y grababa empezaba a agigantarse y tuve la necesidad de hacerle lugar. Pasaron varios años hasta que pude encontrar la forma del discurso sonoro en el espacio acústico más o menos parecido a lo que imaginaba y descuadrarme de lo pianístico. Creo que, por suerte, casi nunca se llega a lo imaginado, sino que en el mejor de los casos la música cobra vida propia y aparece. Por eso me parece fundamental escuchar la voz interna que es la que pide la música.

CB: Muchas gracias por tu tiempo, y espero que tengamos un hermoso estreno de “Criaturas del fuego”.

MLA: Muchas gracias a vos Christian, será un gran concierto y es un placer enorme para mí estar trabajando juntos y que “Criaturas del fuego” tenga tu mirada.  

María Laura Antonelli al piano

Sobre María Laura Antonelli

Pianista, compositora y arregladora argentina. Tuvo experiencias como solista académica y pianista de tango en diferentes proyectos en las más importantes salas de Buenos Aires así como en el circuito under, el interior y en países europeos como Italia, Austria, Holanda, Alemania, Escocia y República Checa. Hizo música para danza contemporánea y cine. Integró proyectos como compositora, improvisadora y arregladora con formaciones desde dúos hasta orquesta típica. Cuenta con dos discos previos de tangos clásicos. El último, Argentígena, piano tango & electroacústica (Acqua Records-2018), netamente instrumental y de composiciones propias, fue considerado un trabajo “de frontera” por sintetizar elementos del tango, la música contemporánea y el jazz y nominado a los premios Gardel 2019. Actualmente trabaja en su próxima obra orquestal y en música de piano solo. Además es docente en el Conservatorio de la Ciudad A. Piazzolla y Conservatorio Superior M. de Falla.

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Miguel Farías en diálogo con Christian Baldini

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Christian Baldini: El 5 de Marzo tendré el placer de dirigir el estreno mundial del Concierto para Violín y Orquesta de Miguel Farías, que lleva el título “Kuyén” junto a la gran violinista Rachel Lee Priday. Miguel es un gran compositor chileno, y hemos sido colegas y amigos por unos 15 años, cuando nos conocimos en Francia en un festival donde ambos teníamos nuestras obras para orquesta interpretadas por la excelente Orchestre National de Lorraine. Inmediatamente su música me cautivó por su gran manejo de la paleta orquestal, su imaginación y su expresividad, y por su gran habilidad de escribir motivos que resultan muy memorables sin intentar serlo. Es un placer presentar este estreno mundial que fue nuestro encargo y que recibió el prestigioso apoyo de Ibermúsicas. Miguel, contanos, ¿cómo fue la génesis de esta pieza? Que podrías compartir con nosotros acerca de cómo comenzaste a escribirla, que plan tuviste originalmente y que cambió en el proceso (si eso pasó)? ¿Estás feliz con los resultados finales?

Miguel Farías: Primero que todo, muchas gracias querido Christian por tus palabras, y también me gustaría decirte que es un enorme placer poder colaborar con la UCDSO y contigo, sobre todo después de 15 años de amistad!

Componer Kuyén fue de alguna manera bastante intuitivo. Me gusta escribir narrativa, y durante el último año escribí un libro que contiene cuentos que hablan de la noche, desde distintas miradas. Una de estas es la que tiene que ver con lo mitológico. Quizás por eso es que tenía en la mente algunas sonoridades que se relacionaban no solo con la noche, si que con seres que la habitan. Es así que se me ocurrió aterrizar este discurso sonoro que rondaba mi cabeza, basándolo en lo narrativo del mito de Kuyén. La idea además de tener un solista y una orquesta, reforzaron el discurso basado en el diálogo, lo que terminó siendo esencial para darle forma a la pieza.

CB: ¿Cómo fueron tus comienzos con la música?

MF: En un comienzo, cuando tenía unos 10 años, aprendí a tocar piano de manera autodidacta. Luego me gustó mucho el rock y el jazz y estudié guitarra eléctrica. Me di cuenta rápidamente que más que tocar música de otros, me gustaba inventar música en la guitarra. Así que a los 14 años fui a averiguar como estudiar composición en el conservatorio, y a los 15 años ya estaba en mi primer año formal.

CB: ¿Quienes fueron algunas de las personalidades en tu vida que más te han influido de manera positiva para ser el compositor que sos hoy en día?

MF: Puede sonar cliché, pero en primer lugar mi familia. En general me interesa una música que no se cuestiona a sí misma, sino que dialogue con su entorno. En mi familia no hay músicos, así que han sido una influencia no solo desde lo emotivo, sino que también desde lo creativo y reflexivo. En el mundo del arte, en general me he influenciado mucho más por narrativas literarias que por compositores. El discurso y pensamiento de Raul Ruiz ha sido importante en mi manera de pensar lo discursivo y la forma musical. En la construcción, o intento de construcción, de mi propio discurso musical, creo que me han influenciado varios escritores, algunos ejemplos son los cubanos Guillermo Cabrera Infante y Pedro Juan Gutierrez, los chilenos Christian Geisse y Hernán Rivera Letelier, o el mexicano Juan Rulfo, entre varios otros. Sinceramente sin la literatura en mi vida, me costaría seguir creciendo artísticamente.

CB: Ser un joven compositor no es fácil. Las oportunidades de que una orquesta te encarguen o toquen tus obras no llegan siempre ni muy frecuentemente. ¿Qué consejos le darías a jóvenes compositores que están buscando oportunidades?

MF: Seguir adelante con mucho trabajo y confianza. Es difícil tener encargos u obras interpretadas por orquestas actualmente, pero mi experiencia me ha mostrado que si uno es capaz de presentar ideas y proyectos artísticamente interesantes, hay interés de parte de las instituciones.

Antes que todo, para presentar proyectos interesantes, creo que hay que trabajar mucho en desarrollar una escritura orquestal correcta y personal. Hay que entender las sonoridades de la orquesta así como la relación de esta con el tiempo musical. Luego, el ejercicio del oficio mismo entrega las herramientas para llevar ideas a partitura.

Por otro lado, los concursos y cursos de composición sirven mucho, no solo para tener visibilización, si no que para poder oír lo que se escribe por sobre todo. En los concursos lo más común es no ganar, pero seguir intentándolo, por un lado, sirve para desarrollar una escritura orquestal de alto nivel, la tolerancia a la frustración, y sobre todo un manejo de la escritura y la soltura en llevar ideas abstractas a partitura. Los concursos sirven como una especie de ejercitación de esto.  

CB: Sos también un compositor de ópera. En tu opinión, hay alguna (o muchas) diferencias entre escribir música de cámara, sinfónica, vocal, y música dramática para el escenario, como la ópera? 

MF: Muchísima para mí. El punto de partida discursivo en la música dramática y en la instrumental es muy diferente. En la primera partimos de recursos narrativos bastante tangibles y literarios. En el segundo, al menos en mi caso, uno parte desde una hoja en blanco, en que hay que construir los objetos sonoros con los que se representarán las ideas que tengamos en mente. Ambos mundos son apasionantes, y difíciles de dominar.

Por otro lado, en la música dramática para escenario, al momento de escribir hay que considerar muchos factores que influyen en cada nota que escribamos. Lo narrativo, lo visual, lo temporal; y otros factores más complejos que tienen que ver con lo contextual del texto que se trabaja. No digo que la música instrumental no contenga estas riquezas y dificultades, pero sí que, la ópera por ejemplo, comienza desde un espacio muy cargado por una tradición que tiene estos factores como punto de partida. En la ópera nuestra hoja en blanco del inicio viene bastante rayada.

CB: Para alguien que nunca ha escuchado tu música antes, que consejo les darías? ¿Qué es lo importante en tu música? Que deberían intentar oír en tus obras? (y en este Concierto para violín y orquesta, puntualmente?)

MF: Me cuesta responder algo así, ya que me gustaría decir que oigan lo que quieran y como quieran al escuchar mi música. Pero si pensamos específicamente en Kuyén, me gustaría que intentaran sentir los colores y los matices de luz con los que intenté impregnar las sonoridades, tanto del violín solista como de la orquesta. Kuyén para mi es un diálogo entre colores, luces, brillos y oscuridades, y me gustaría sugerir que en esta obra, partan por dejarse llevar por la intuición para oírla como una conversación, abstracta, entre estos elementos.

CB: Muchas gracias por haber escrito esta hermosa obra para la UC Davis Symphony Orchestra y Rachel Lee Priday. Estoy muy feliz de poder compartir tu música con nuestro público y nuestra comunidad.

MF: Gracias a ti querido Christian, a la UCDSO y a Rachel. Ha sido increíble el trabajo contigo y con Rachel. He aprendido muchísimo, y lo he disfrutado más aún. Rachel ha dado una voz impresionante a cada una de las notas que escribí. Estoy muy emocionado y agradecido. Y claro, espero que esta primera colaboración después de 15 años de amistad, no sea la última.

Miguel Farías – Foto por Max Sotomayor

Miguel Farías, compositor y Doctor en Estudios Latinoamericanos, chileno, nacido en  Venezuela en 1983.

Es ganador de varios premios internacionales y beneficiario de encargos y residencias en Chile y el extranjero. El 2011 y 2013 fue finalista en los programas “Composer Project” y “Roche Commissions” del Festival de Lucerne, con Pierre Boulez como jurado.

En junio de 2012, fue ganador del premio del círculo de críticos de arte 2012, en categoría ópera nacional y del Premio a las Artes Nacionales “Altazor” 2013, gracias a su ópera “Renca, París y Liendres”. En 2019 recibió el premio «Domingo Santa Cruz» de la Academia Chilena de Bellas Artes.

En 2018 estrenó su segunda ópera, «El Cristo de Elqui», encargo del Municipal de Santiago, Ópera Nacional de Chile. Y en 2021 estrenó su monodrama «La Compuerta nº12, con libreto propio sobre el cuento homónimo de Baldomero Lillo.

Es profesor asociado de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Sus obras son editadas y publicadas por Universal Edition.