Anibal Troilo, Buenos Aires, Christian Baldini, Tanto

Victor Lavallén en diálogo con Christian Baldini

El próximo 5 de Agosto (de 2022) tendré el placer de dirigir la Orquesta Nacional de Música Argentina “Juan de Dios Filiberto”, en un programa que presenta obras de Victor Lavallén y de María Laura Antonelli. “Lavallén Sinfónico” es una Suite sinfónica con 11 tangos de este gran compositor y bandoneonista que ha tocado con todos los grandes, incluyendo sus 10 años como arreglador y bandoneonista de Osvaldo Pugliese. Diego Schissi ha realizado estos arreglos sinfónicos, y tendremos al Quinteto Lavallén como solistas al frente de la orquesta (Victor Lavallén, Diego Schissi, Juan Pablo Navarro, Guillermo Rubino y Alejandro Bruschini). Nos hemos sentado a conversar con el Maestro Victor Lavallén (quien a sus 86 años muy humildemente me insiste que por favor lo trate de “vos”) para charlar sobre este interesantísimo proyecto y música en general. Debajo están las respuestas.

Comienzo esta entrevista comentándole al Maestro Lavallén que hace pocos días, almorzando con mi amigo Juan Pablo Jofré (luego de habernos presentado juntos con la Orquesta Sinfónica Nacional en Buenos Aires), le comenté del proyecto que haríamos con Victor. Juan Pablo es un gran bandoneonista y compositor argentino que vive en los Estados Unidos hace unos 15 años, y que trabaja por todo el mundo. Cuando le conté del concierto con Victor Lavallén, Juan Pablo me dijo “No te puedo creer! Victor es el más grande. El mejor de todos. Nos pasa el trapo a todos.” Esa humildad de Juan Pablo está totalmente en coincidencia con la gran humildad que tiene el Maestro Lavallén, quien es realmente una parte viviente de nuestra cultura musical como argentinos, y como amantes del tango.

Christian Baldini: Querido Victor, contame por favor acerca de tu experiencia no solamente como uno de los más grandes virtuosos del bandoneón, sino también como arreglador de varias de las grandes orquestas de tango, incluída la de Pugliese!

Victor Lavallén: Si bueno, yo te digo, yo comencé a los 14 años a trabajar profesionalmente. En la década del ’50 había muy pocos músicos. Yo había estudiado en Rosario primero con mi tío, y después en Buenos Aires con Eladio Blanco, que tocaba con D’Arienzo. Al año o algo así me puso en una orquesta. Cuando me pusieron la música delante, yo empecé a llenar todos los silencios. “Pibe venga”, me dijeron. No se tuteaba antes. Yo tenía 14 años pero parecía que tenía 18. Me dicen “Usted se dió cuenta que no dió una, no?”  Y ahí me echaron. Pero una semana después me llamó mi maestro y me dijo que en la orquesta no conseguían a nadie entonces me llamaron a mí. Entré y me quedé dos años. Era muy difícil ehh… Había cosas como con siete bemoles para solo de bandoneón… 

Después de ahí empecé con Miguel Caló. Ahí estaba Julián Plaza, estaba Bajour. Después con Atilio Stampone. Y con Franchini. Todo lo que está grabado lo grabé yo. Y con el flaco Paz. 

Christian Baldini: Cuando yo le cuente a mi viejo todo esto no lo va a poder creer. A mi viejo le gusta muchísimo el tango y conoce mucho de su historia.

Victor Lavallén: Y si… te digo, yo estaba en un momento en cinco orquestas. Me levantaba a las 10am y volvía a las 5am. Estuve con un montón, hasta que después… un día me fui a Radio El Mundo. Y me encontré con Romero, el pianista de Pugliese. Me pidió que pusiera mi nombre. Había tipos muy conocidos, que eran carteles. A la semana me llamaron a mí. Me citan en la radio, Radio Splendid. Me preguntaron: “usted escribe”, y yo dije que sí, aunque en realidad no había hecho casi nada. Y me pidieron que hiciera un arreglo de “Gallo ciego”. Y bueno, dije. Pero yo no estaba en la onda todavía. Y le digo, che, como hago acá? Y le preguntaba a Ruggiero y a Pitani, y a todos les pedía ayuda para hacer el arreglo. Y salió. Zafó. Después me dice Sergio Maciel, por ahí vamos a Rusia, y necesito que me hagas un arreglo del tango “El pañuelito”. Y con ese ya me mandé solo. Y cuando volvimos de Rusia, el éxito era “El pañuelito”.

Y en ese interín, se va De Marco. Y me preguntan a mí, y lo recomendé a Julián Plaza. Ellos no querían carteles. Por eso me habían contratado a mí que no me conocía nadie! Y después empecé a estudiar. Estudié con Rovira, estudié con el Maestro Nistal, ahí por Congreso. Después con Juan Carlos Cirigliano. Pero yo ya sabía para ese entonces. Yo con Pugliese probaba todo. Y a veces me decía “pero pibe, no se piante”, porque yo me rajaba. Estuve 10 años con Pugliese.

Después en el sexteto, con Osvaldo Ruggiero. Estuve con un montón de orquestas.

Después apareció Forever Tango. Juntos con Marconi, estabamos en la televisión y nos fuimos tres veces a Londres. Con Walter Ríos. Había dos orquestas, en Londres y en San Francisco. Y Ríos se fue y me puse a dirigir esa orquesta 18 años. Y después estuve a cargo de la orquesta escuela. (la Emilio Balcarce)

Después grabé lo mío, con Luis Bravo.

CB: Y con la orquesta escuela cuántos años ha estado?

VL: Desde el 2011. Primero estaba Emilio Balcarce. Después vino Marconi. Y después de Marconi me llamaron a mí, y estoy desde el 2011.

CB: Y aparte es una orquesta impresionante a la cual viene gente a formarse en la tradición tanguera de todo el mundo, verdad? Yo conozco a una pianista Coreana (Sumi Lee) que vive en San Francisco y que vino a hacer la orquesta escuela. Ahora conozco a un Puertorriqueño (Ishtar Hernandez) que también está haciendo el programa. Cómo sucede esto?

VL: Suena una barbaridad, son todos buenos músicos, y aparte son todos pibes jóvenes, que vienen de todos lados! Venite a un ensayo! 

CB: Me encantaría, cuando?

VL: Venite el miércoles 3.

CB: Perfecto, muchas gracias! 

VL: Hoy me tuve que levantar a las siete y no dormí nada (para llegar a tiempo al ensayo con la Orquesta Nacional de Música Argentina)

CB: Una pregunta importante: el tango, que significa para vos?

VL: El tango es todo para mí! Yo nací en una familia de tango, en Rosario y mi papá tenía una orquesta de tango. Mis tíos eran todos músicos. El tango para mí es lo máximo.

Pero yo al principio, vivía en Gorriti y Bustamente. Y a una cuadra vivía el gordo Pichuco. Y yo tocaba la trompeta, me gustaba mucho el jazz. Pero a mi mamá le llenaron la cabeza que era peligroso, y no era bueno para los pulmones. Con lo del bandoneón también trataron de convencerla que era malo. Pero después me fuí a Rosario a estudiar con mi tío, y cuando volví, arranqué con Eladio Blanco. Yo tengo 86!

CB: Qué consejos le darías a la gente joven que está arrancando y tratando de iniciarse en una carrera en el tango?

VL: Yo pienso que está bien, que tienen que estudiar como hacen ahora, que antes no se estudiaba tanto. Pero tienen que fijarse en no desvirtuar el género. Entonces hacen todos Piazzolla o más que Piazzolla. Y Piazzolla es melódico aparte. Los que son muy contemporáneos no se entiende nada. Hay que investigar y escuchar mucho. A las orquestas. Las orquestas de antes eran muy modernas. Parece que son las de ahora. Hay que escuchar a Miguel Caló, Franchini, Osvaldo Pugliese. Era muy avanzado. 

CB: Cómo lo describiría a Pugliese?

VL: La idea de Pugliese era muy avanzada. Esa yo también la hubiera querido hacer. Tener una orquesta pero que escribieran todos. Encontrarle una forma. Lo que hizo Pugliese. Por la forma de él, todos fueron a parar ahí. Después había muchos que ponían lo propio. Julián Plaza, Ruggiero, yo, Balcarce, y también Julio Carrasco que era un violinista que no era muy conocido. Pero el tipo sabía un montón. Yo le preguntaba todo a él al principio.Los pibes de ahora me gustan mucho. Les interesa el género. No lo toman como una cosa así nomás. Vas a ver como te va a gustar el ensayo. Me gustaría que vinieras.


CB: Y por supuesto que voy a ir, ahí nos vemos! Maestro, ha sido un placer impresionante. Me siento muy privilegiado de estar colaborando juntos en este hermoso programa que presenta tus tangos con vos mismo como solista.

VL: Que gusto che, encantado, y va a salir muy bien esto!

Victor Lavallén

Victor Lavallén

Nació en Rosario, provincia de Santa Fe. Debieron pasar algo más de cincuenta años para que decidiera dejar de ser «un muchacho de la orquesta», ocupando un lugar en la línea de bandoneones. En varias oportunidades declaró ser persona de bajo perfil, quizás el ideal para ser invitado por algunos directores como refuerzo para las grabaciones o, como ocurre en la actualidad, ser el director de la Orquesta Escuela Emilio Balcarce, o bien director de la Orquesta de la Municipalidad de Lomas de Zamora (ciudad colindante a la ciudad de Buenos Aires).

Qué mejor para los muchachos que tenerlo a él como maestro. Pero este tanguero no comenzó con la mirada puesta en el fueye sino en la trompeta y, sus oídos, en el jazz. Por suerte cerca suyo, rondaba un tío bandoneonista que trabajaba en orquestas rosarinas, Héctor Chera, hermano de su padre Luis (director de orquesta), quien no sólo lo entusiasmó con el instrumento sino que le enseñó y lo fue formando.

Con muy poca experiencia se largó a Buenos Aires con no más de catorce años y, en el Picadilly, aquel local que estaba en el subsuelo de la calle Corrientes casi Paraná, consigue ingresar en una agrupación pequeña llamada Los Serrano, a cargo de un señor Eduardo Serrano que lo despidió al poco tiempo.

Más adelante fue a estudiar, durante largos meses, con Eladio Blanco, músico de Juan D’Arienzo. Ya con mejor respuesta, volvió a la orquesta de Serrano y permaneció a su lado un par de años. Durante aquel tiempo de estudio alternó en la agrupación de Antonio Arcieri —violinista decareano que falleció poco después, el 5 de mayo de 1952—, y en la de Lorenzo Barbero.

Desde 1951 hasta 1954, estuvo con Miguel Caló, que incluyó una recordada gira por tierra brasileña y también grabaciones. Es digna de elogio su participación en varios discos, entre los que podemos citar a “En fa menor” (de Roberto Caló) y “El chamuyo” (de Francisco Canaro).

Sin obedecer un orden cronológico, es importante citar su tránsito por las orquestas de Ángel DomínguezMiguel NijensohnEnrique Francini y Joaquín Do Reyes. Fue primer bandoneón del pianista Juan José Paz cuando acompañó a Elsa Rivas, en su plenitud como cancionista; también ocupó ese lugar con Atilio Stampone e integró la formación que acompañaba a Armando Laborde y Alberto Echagüe, en el breve lapso que estuvieron fuera de la orquesta de D’Arienzo.

Hubo otros trabajos hasta que llegó el momento de su consagración definitiva cuando, en 1958, ingresó a las filas de Osvaldo Pugliese, para integrar la inolvidable línea de bandoneones junto a Osvaldo RuggieroJulián PlazaIsmael Spitalnik y Arturo Penón.

Fueron diez años de músico y arreglador, inmerso totalmente en el estilo y el espíritu del maestro. Alguna vez me comentó que Pugliese insistía a sus músicos que intentaran componer y hacer sus arreglos, a fin que la orquesta no resultara monótona. Era una forma de que, sin perder su particular secuencia rítmica, pudiera escucharse algo nuevo. Y así fue. Cada uno aportó lo suyo, y es posible que esa haya sido la causa por la que don Osvaldo siguiera tan vigente hasta su fallecimiento.

En cuanto a esta modalidad impuesta por Pugliese a sus muchachos respecto a los arreglos, Víctor me contó que generó algunos pequeños disturbios: «Como todos opinaban, ocurrían discusiones fuertes, varios tenían su trabajo hecho y no lo podíamos escuchar porque dos o tres decían que el que corría era el de Emilio Balcarce o el de Penón, por ejemplo, y uno que había hecho el suyo se quedaba con bronca. Ahora si yo con mi orquesta tuviera mucho trabajo me gustaría que los músicos compusieran y arreglaran porque así se irían formando». Y más adelante agregó: «hoy las orquestas se acabaron, de las que llevan años en la lucha están la de Leopoldo Federico y Rodolfo Mederos y alguna otra reciente, pero se trabaja poco, o son contratados para eventos especiales o para el turismo, no hay campo de acción y el baile, que sí funciona, se arregla con discos».

Volviendo al repaso de su trayectoria, llegamos al año 1968. Pugliese estaba enfermo y había otras cuestiones. Alguno de sus muchachos comenzaron a reunirse para tocar como sexteto y, en poco tiempo, sobrevino la retirada definitiva. Así nació el Sexteto Tango.

Ruggiero y Lavallén (bandoneones), Emilio Balcarce y Oscar Herrero (violines), Alcides Rossi (contrabajo), Julián Plaza (piano) —al que llegó después de tantos años portando el bandoneón— y el cantor Jorge Maciel.

Estuvo 19 años consecutivos con el sexteto, hasta que decidió retirarse. A partir de ese momento, participó en dos formaciones: la Orquesta Municipal del Tango entonces dirigida por Carlos García y Raúl Garello y la Orquesta Color Tango junto a Roberto Álvarez (bandoneón), Carlos Piccione y Fernando Rodríguez (violines), Amílcar Tolosa (contrabajo), Roberto Cicaré (piano) y Juan Carlos Zunini (tecladista).

Luego participó en el espectáculo Forever tango, con un grupo de músicos, cantores y bailarines, que recorrió Estados Unidos y Canadá. El director orquestal era Lisandro Adrover, y el cantor, nuestro amigo Alfredo Sáez.

En 2007, y dirigiendo su propia orquesta, graba un disco con el título, Amanecer ciudadano, editado por el sello EPSA que contiene diez temas, combinando tangos clásicos y páginas propias como: “Amanecer ciudadano”, “Meridional”, “A la sombra del fueye”, “Mistongueando” y “De norte a sur”.

En el 2010, hizo su segunda producción discográfica con el titulo Buenosaireando, junto a Alejandro Bruschini (bandoneón), Pablo Estigarribia (piano), Silvio Acosta (contrabajo) y Washington Williman (violín). El compacto tiene 12 temas, en los que se destacan dos composiciones suyas: “Buenosaireando” y “Romance de primavera”.